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SINERGIA

Hace 25 años, el hoy reconocido artista Brian Vergara, colocaba en venta su primera obra de arte. Un encargo para unos amigos empresarios, que confiaron en el talento de un joven artista residente en esos años en la capital de la provincia de Coclé, Penonomé.  Con ese espaldarazo, y el respaldo permanente de sus padres, Brian recibió el aliento para – sin miedo al éxito – emprender su carrera como artista visual. Una decisión que lo llevó a realizar estudios primero en la Escuela Estelina Tejeira de Penonomé, y luego en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Panamá.

 

Allí aprendió el oficio y la técnica, y fue desarrollando un lenguaje personal que le permitiera liberal su necesidad de plasmar sus intenciones estéticas en cuanto a composición y color, pero que también fuese cercano y significativo para el público al que deseaba llegar.  Así, hizo de la naturaleza y de su relación con la ciudad, el tema principal de sus obras.

 

Para él, los troncos y las ramas de los árboles son más que alcanzar la mímesis de la realidad o su síntesis cromática. Son el elemento simbólico para establecer relaciones que se tejen entre las ramas, copas y sustratos de sus árboles. Así, un gran árbol puede ser una maestra que cobija baja sus grandes ramas a un grupo de arbustos, sus estudiantes; o el tronco grueso de un guayacán ser el padre que asume la responsabilidad de un grupo familiar conformado por ramas y árboles que se sostienen y crecen a su alrededor.

 

Por lo general, estos magníficos árboles se relacionan con cuerpos de agua, porque el mar, los ríos y los lagos son la fuente de la vida, y además definen en gran medida las relaciones que tenemos en Panamá con nuestra naturaleza, siempre vinculada a los océanos que unimos desde esta estrecha cintura continental.  Y en estas sinergias naturales, el ser humano aparece en ocasiones, en la forma de figurillas de papel, de origamis que se acomodan en las ramas, y que en ocasiones toman también la forma de una mariposa, un conejo o un caballito de mar. A este sistema de símbolos, se suma también la presencia lejana de la ciudad, que no solo da la sensación de profundidad a la obra, la define insinuando la levedad de la metrópolis, contra la majestuosidad de la naturaleza.

 

En esta muestra, que no es una retrospectiva, sino una promesa de continuidad, Vergara nos fascina con su capacidad de crear pinturas de gran formato, y hacerlas convivir con el público en una experiencia casi inmersiva, en las que el observador para a estar en el medio de un paisaje onírico, creado por el artista. Y para su contexto se ha escogido el emblemático sitio de Panamá Viejo, resaltando el origen de la relación que tenemos con esta ciudad, siempre cercana al mar, en donde la naturaleza nos recuerda su magnificencia. Pero también incluye esculturas que conviven con los espacios de la memoria de este importante conjunto monumental, integrando historia, naturaleza y arte en una experiencia alucinante, en la que la voluntad del artista, dialoga con los nuevos recuerdos que construimos día a día en esta ciudad.

 

Esperamos que Sinergia sea a penas la apertura a un segundo momento en la vida de este artista, en el que ya consolidada su trayectoria, se abre – como lo ha venido haciendo – hacia un ámbito mucho mayor, en donde el mundo es el límite.

 

Reinier Rodríguez Ferguson

Curador – Menú Creativo

 

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